En la Policlínica Sciaini, queremos informe que nuestro sentido del gusto cambia con determinadas circunstancias, con algunas enfermedades y con la edad. La manera en que percibimos los sabores comienza a cambiar en torno a los 60 años, cuando la sensibilidad del sentido del olfato empieza a disminuir hasta llegar a los 70, momento en que el problema se agudiza.
¿Cómo ocurre?
Cuando nuestro sentido del olfato pierde efectividad y no es capaz de detectar y discriminar diferentes olores, nuestra percepción gustativa se ve afectada. La degradación de la sensibilidad del olfato que acompaña a la edad se debe a varios motivos, entre los que se incluyen la reducción del número de receptores olfatorios (encargados de reconocer diferentes moléculas que presentan olores distintos) situados en la parte trasera de la cavidad nasal y la cada vez menorregeneración de las células receptoras.
Otra razón por la que el sentido del gusto se ve deteriorado con la edad reside en los cambios en la estructura de las papilas gustativas, unos elementos rugosos que contienen receptores del gusto en la boca, la lengua y el paladar.
Un tipo de papilas, la fungiforme (que alberga una elevada cifra de receptores gustativos), disminuye tanto en cantidad como en forma (se cierra) a medida que envejecemos. Cuanto más abierta sea la papila, los químicos presentes en los alimentos tendrán más facilidad para entrar en contacto con los receptores, lo que hace posible saborearlos. Por el contrario, las papilas cerradas reducen la superficie en la que los receptores y los ingredientes se pueden encontrar, lo que resulta en una percepción más pobre del gusto de la comida.
Masticar mal es otros de los factores que contribuyen a la escasa apreciación de los sabores. Debido al envejecimiento o a la salud oral deficiente, algunas personas pierden sus dientes y muchas de ellas recurren a las dentaduras postizas. Sin embargo, estas pueden influir negativamente en la efectividad de la masticación y la descomposición de la comida, especialmente si no han sido ajustadas correctamente.
¿Cuáles son las consecuencias?
En consecuencia, esto puede dificultar la disolución de los ingredientes en la saliva y reducir el contacto de estos con los receptores sensoriales que se encuentran en las papilas gustativas.
Asimismo, la secreción de saliva puede disminuir como resultado del envejecimiento, lo que significa que la cantidad de fluido que transporta la comida a los receptores es menor y los ingredientes no se disuelven con la misma facilidad, por lo que el sabor no se percibe completamente.
La salud general también juega un papel importante en el funcionamiento de nuestro sentido del gusto a cualquier edad, por lo que ante cualquiera de estos síntomas te aconsejamos que consultes en la Policlínica Sciaini cual es la causa de tu posible cambio de gusto.